Siro Rodríguez Furneaux. Nació el 9 de diciembre de 1899, en la casa número 3 de la calle Marte, entre Garzón y General Escario, en Santiago de Cuba. Su infancia transcurrió en el barrio Tívoli, en las calles Santa Rosa y Santiago. En su adolescencia aprendió el oficio de herrero en el taller de Melesio Rizo, ubicado en el barrio Sueño.
Poseedor de una potente voz de barítono, a los catorce años de edad debutó artísticamente cantando a dúo con Alberto Aroche, en un homenaje que Sindo Garay le ofreció al trovador Leopoldo Rubalcaba en el teatro de Oriente de Santiago de Cuba.
En 1918 se trasladó a trabajar a central Oriente, en Palma Soriano, de aquí pasa a central Preston, donde prestó sus servicios como segundo herrero del taller de locomotoras.
El 8 de mayo de 1925 acudió como invitado por su amigo Rafael Cueto, a la fiesta por el cumpleaños treinta y uno de Miguel Matamoros, con quien cantó a dúo aquella memorable noche. Fue así como se creó ese día uno de los tríos más famosos de Cuba, el Trío Matamoros. Con su voz de barítono muy dulce, cada vez que tenía oportunidad arpegiaba con su voz sobre el acorde con gran maestría. Junto con los demás integrantes del trío recorrió una gran parte de los escenarios de muchas ciudades del mundo.
Como autor musical nos dejó algunas creaciones que grabó el Trío Matamoros, entre ellas los sones “El Puerquito en la Yuca” y “Déjame Gozar Mulata”; así como también su bolero “Cien Veces”, que encierra un auténtico mensaje autobiográfico.
Falleció el domingo 29 de marzo de 1981. En una de las cruces de hierro que adornan las torres de la catedral de Santiago de Cuba, está grabado el nombre de Siro Rodríguez y el de su maestro. Cuando decidieron hacerlas el trabajo fue encomendado a la herrería donde trabajó Siro.