Ray Barreto: Indestructible

El rey de las manos duras

El rey de las manos duras

 Para hablar de la percusión latina contemporánea hay que hablar obligatoriamente de Tito Puente y de Ray Barreto. Si bien los referentes lejanos de la percusión que estos desarrollarían estaba en personajes capitales como Sabu, Chano Pozo y otros pioneros, a Barreto y Puente les correspondería darle forma a lo que sería el sonido percutivo del género salsa y, no menos importante, del jazz y latin jazz. .

 

El disco que decidimos reseñar del maestro Barreto, es el que define su personalidad y su estilo en la salsa: Indestructible (1973). Barreto había logrado hacer un espacio dentro del inicio del fenómeno salsa con La Charanga Moderna, donde no solo se haría de un estilo sino de un equipo de músicos de verdad notables: Orestes Vilató y Adalberto Santiago dentro de los notables. Esa banda, por motivos ajenos a la música, se disuelve cuando los músicos, practicamente en pleno, se van por su propio camino, a fundar lo que se conoció como la Típica 73.

 

He ahí pues que Barreto, tiene que reorganizarse. Ese mismo año se lanza por el jazz, con una producción que pocos conocen. Pero, lo notable e importante, para nuestros objetivos, es que se lanza con un vocalista destacado como Tito Allen a producir este disco, una verdadera joya.

 

El Hijo de Obatalá, usa el recurso de la religión yoruba, reminiscencias africanas, para hacernos bailar. Uno de los temas mas fuertes del disco, en el que Allen despliega sus capacidades de sonero solvente y pertinente.

 

«El Diablo», tema suave que en momentos nos recuerda al famoso tema de Barreto, Guatusi, o la propia versión de «Bruca Manigua». Es poco conocido por las masas, pero es un temazo.

 

No podía faltar, como en la mayoría de las producciones de esta época, un bolero. De eso tenemos en el tema «Yo tengo un amor», donde además queda claro, al escuchar la superposición de las voces, que Barreto aún nos quiere recordar los tiempos de la Charanga, la presencia de ese ritmo y de ese estilo, ese sonido que tanto le escuchamos a la Orquesta Aragón. Si algún desprevenido escucha el tema de buenas a primeras, puede creer que se trata de la propia Aragón o quizás de la Broadway. Pero aguzando el oído, con el desarrollo del tema, se nota que hay algo más. Y ese «algo» es nada más y nada menos que Barreto.

 

Pionero de la Salsa y el Jazz

Pionero de la Salsa y el Jazz

En «La Familia», se versiona un tema muy bueno y recordado de La Sonora Matancera. Y es en este tema donde sentí la noble intención de Barreto con este disco: reinventar, hacer bailar con su estilo. La flauta se deja notar y muy bien, la percusión, por supuesto, nos da una buena impresión como siempre. Y si bien la presencia de Allen no se nota tanto en el tema como en otros del disco, el tema es sin duda una muestra clara de lo que Barreto siempre supo hacer.

 

«La Orquesta», es un tema «charangoso» tambien, y muy bueno, donde esalta la trompeta y la flauta.

 

«Llanto de cocodrilo» es otro sabroso tema hecho para el bailador. Es el tipo de temas con el cual Tito Allen se luce. Su resultado es bueno y la presencia de la orquesta de verdad se siente.

 

Si lo escuchado hasta ahora no fuera suficiente, el disco remata con dos de los temas más recordados de Barreto: «Ay no», tema cuya lentitud no incomoda ni inhabilita el resultado y el tema que da nombre al disco; «Indestructible», mensaje cifrado que da una especie de explicación con respecto a la opinión de Barreto relacionada al abandono de sus músicos: «cuando en la vida/se siente una herida/porque se pierde sangre querida/en ese momento/piensa que todo es posible/que con la sangre nueva/esta la fuerza indestructible».
Este disco es evidentemente una transición del sonido inicial cuya característica primordial la dio la voz de Adalberto Santiago, tenemos un sonido limpio y sublime dentro del cual resalta Tito Allen. Luego de este disco, se desataría la locura alrededor de un Barreto que tuvo el tino de llevarse a su banda nada más y nada menos que a dos soneritos desconocidos para ese entonces: Tito Gómez y Rubén Blades. Una historia interesante que en otro momento trataremos de contar.
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